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  • Foto del escritorNatalia Palma

Francisco Hernández: protomédico

Toca hablar de Francisco Hernández, un hombre de ciencia toledano que llegó a Nueva España hacia 1570 como Protomédico General de las Indias. Durante varios años, se dedicó en este territorio a recabar información sobre las plantas, hierbas, animales y otros elementos históricos de Nueva España. Por supuesto, entre sus descripciones figura la Oceloxóchitl (Tigridia). Pero antes de pasar a la flor, repasemos un poco la vida de esta figura fundamental para el desarrollo de la botánica.

Todo parece indicar que Francisco Hernández había nacido en la Puebla de Montalbán, provincia de Toledo, antes de que culminara la década de 1520. Años después se formaría en medicina, que por aquel tiempo experimentaba gran desarrollo en la Península Ibérica. Es probable que haya estudiado en la Universidad de Alcalá, cuya tradición humanista habría influido en las futuras actividades e intereses de don Francisco.


Para el siglo XVI, Puebla de Montalbán era una ciudad importante y populosa, y había sido cuna también del autor de La Celestina, Fernando de Rojas (foto: Luis Rogelio HM)


Fachada central de la Universidad de Alcalá o Complutense, fundada en 1499.


Eran los tiempos del reinado de Felipe II y, para un médico, los puestos de mayor renombre en la profesión médica que se podían alcanzar eran “médico de cámara real”, o encabezar el protomedicato de alguna provincia; que es decir un puesto de supervisor de los asuntos médicos y sanitarios de alguna jurisdicción. Y fue lo que precisamente alcanzó Francisco Hernández para 1570, luego de destacarse en su profesión médica.

Para la segunda mitad del siglo XVI, el imaginario de alguna parte de la población europea había adjudicado a los llamados territorios americanos, al Nuevo Mundo, toda suerte de maravillas, alimentadas, por supuesto, por los raros especímenes de plantas y animales -y hasta humanos- que las embarcaciones traían de ultramar.


Para el siglo XVI ya existían colecciones naturalistas, cuartos de maravillas y gabinetes de curiosidades (en la imagen, Dell'Historia Naturale de Ferrante Imperato, Nápoles, 1599).


A lo anterior se sumaban problemas más concretos, relacionados con la administración y gobierno en lugares como Nueva España, o Nueva Galicia, donde el conjunto de población nativa y colona empezaba a confluir. Así que el rey Felipe II, para conocer mejor sus inexplorados dominios, mandó que se realizaran una serie de averiguaciones, entre ellas la que emprendió Francisco Hernández.

En el Archivo General de Indias, en Sevilla, se conserva un documenta expedido y respaldado por la autoridad real (Felipe II), donde se ordenan e instruyen las actividades que debería realizar nuestro personaje:


El primer párrafo explica a Francisco Hernández que ha sido nombrado “Protomédico General de las nuestras [o sea del rey] Indias”; mientras que en los párrafos que siguen se indica que, como tal, primero debe ir a Nueva España, porque se tiene entendido que allí hay mayor cantidad de plantas, hierbas y semillas medicinales.

Así que, llegando a Nueva España, debía procurarse la información de médicos, cirujanos, herbolarios e indios u otras personas que supieran del tema; es decir, los usos medicinales de las especies vegetales que pudiera colectar. Finalmente, tendría que escribirlo todo y presentar un informe al rey. Y bueno, cuando acabara con Nueva España, debía hacer lo mismo en la provincia de Perú (una extensión más amplia de lo que abarca el país que conocemos en la actualidad).

"Instrucción dada por Felipe II a Francisco Hernández, como protomédico general de las Indias, islas y Tierra Firme del mar Océano, y como historiador de las cosas naturales de estas partes", Madrid, 1570. Documento: Archivo Histórico Nacional ©MECD. Archivos Estatales (España).


Además de todos los informantes que pudiera consultar, el protomédico Francisco Hernández contaría con la ayuda de un dibujante, un recolector de hierbas y un geógrafo, figura con la que existieron muchos problemas, ya que la cosmografía y la geografía eran ciencias estratégicas de mucho interés político para la época.

De tal forma, durante los siguientes años Francisco Hernández recorrió algunas zonas de Nueva España: desde las centrales, aledañas a los lagos, hasta la provincia del Pánuco, sin descuidar lo que corresponde a los estados de Morelos, Oaxaca, Michoacán y Estado de México, donde por cierto describió restos fósiles (concretamente en Toluca).


Al término de la aventura científica, Francisco Hernández había juntado bastantes volúmenes de información; sin embargo, en lugar de imprimirlos de forma íntegra, se decidió que lo mejor sería publicar una selección de la información, trabajo que por orden real correspondió a Nardo Antonio Reccho y que dio origen a lo que se conoce como "versión romana".

Desde entonces, los escritos originales de Hernández fueron víctima de incendio y fragmentaciones sucesivas, siendo aprovechadas por diversos autores europeos: ora rescatando sus imágenes ora introduciendo el texto del protomédico en sus propias obras.


Portadilla de una edición romana, Tesoro de las cosas medicinales de la Nueva España (compendiada por Nardo Antonio Reccho), de 1638. En la parte inferior se puede apreciar un mapa del territorio novohispano (fuente: wdl.org).


Por último, cabe mencionar que en la propia Nueva España se hizo una traducción al español muy temprana de esta versión romana, corregida y aumentada por un fraile dominico de Huaxtepec, lugar en el que había residido por algún tiempo Francisco Hernández, cuando realizaba sus minuciosas averiguaciones.

Afortunadamente, para mediados del siglo XX el Instituto de Biología de la UNAM se dio a la tarea de recabar todo el material original de Francisco Hernández, el cual fue publicado como Historia de las Plantas de la Nueva España, cuya versión digital puedes consultar aquí. Una versión completa de las obras del autor fue publicado en formato electrónicos años adelante, también por la UNAM (¡aquí!).

A pesar de que no se conoce de manera íntegra la versión original del autor, los biógrafos e investigadores explican que la fama de Francisco Hernández pervivió y que, incluso en su forma compendiada, el trabajo de Hernández siguió asombrando a muchos naturalistas y botánicos en siglos posteriores.

Portadilla de la versión novohispana, traducida al español, del fraile dominico Francisco Ximénez: "Cuatro libros de la naturaleza y virtudes de las plantas que están recibidos en el uso de Medicina en la Nueva España, y el método y corrección que para administrarlas se requiere con lo que el doctor Francisco Hernández escribió en lengua latina". Fue impreso en México, en 1615.


Nota: toda la información ha sido extraída de Vida y obra de Francisco Hernández, de Germán Solominos D´Ardois, disponible aquí.


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